Hay que ver qué manía tenemos en estos tiempos que corren de ponerles nombres a las cosas de personas que todavía viven. A mí no me gustaría que alguna calle, pabellón de deportes o velódromo tuviera mi nombre mientras sigo dando guerra en este mundo. Primero, por respeto a los muertos. Seguro que ellos tienen más mérito que yo y hay más que reconocerles. Segundo, porque parece mal que un campo de fútbol tenga el nombre de uno como si ya se hubiera muerto o algo parecido. Esta costumbre, que va en aumento, puede justificarse con la nueva tendencia a idolatrar a la gente. El albañil que ayer estaba en el andamio hoy es aclamado porque resulta que canta. EL vecino que vemos todos los días en la cola del pan, ahora es más importante porque sale en la televisión. Así está la cosa. |
martes, 17 de abril de 2007
Programa 36: "Nombres de las cosas"
Publicado por Admin en martes, abril 17, 2007
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