Programa 28: "De la Casa abandona la casa"

Ayer se retiró José Ángel de la Casa, la voz de la gesta de España contra Malta. Ese día en el que fuimos grandes. Ayer cantó su último gol bajo la lluvia de Mallorca con la tranquilidad y neutralidad que le han caracterizado. De la Casa, persona neutral y conciliadora hasta en el apellido, ha sido la voz de los mundiales y de las olimpiadas. De la Casa es un hombre con eso que ahora se llama talante. Ha sido el símbolo de la tranquilidad. Personas como él representan la España de la transición. Una idea común –aunque sea un equipo de fútbol, ya saben 11 en calzoncillos y esas cosas que dicen los que no entienden el deporte rey- un fin común y mucha gente embarcada con el mismo objetivo. De la Casa abandona la casa de Televisión Española y deja el fútbol en manos de “showmans”, de gritones frenéticos y de analistas enfermizos con acento extranjero. Estos nuevos tiburones toman partido desde una hora antes de que ruede el balón. Son efectistas y venden humo. Puede que lo que ha ocurrido en las retransmisiones de fútbol sea un reflejo de lo que está pasando en la sociedad. Los árboles no dejan ver el bosque. Los gritos no dejan ver el espectáculo. Los colores de cada uno diluyen el color de todos. Y, a fin de cuentas, nos quedamos sumidos en un enorme griterío distorsionado esperando que algún gurú como Paulo Coelho o algún timador, como un vulgar y polvoriento vendedor de crecepelo del siglo pasado, venga a tranquilizarnos con bonitas palabras.